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Inspirar: Honor al autor
Esta es la columna que honra a uno de nuestros muchos autores. Podría ser un autor literario, artístico o musical. Primero encontrará un tipo de biografía y al final presentaremos un pensamiento de él/ella que él/ella considera de suma importancia.
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Esta vez en nuestra columna Honor al autor, le damos honor a una persona que es muy querida por nosotros.
Estamos hablando de nuestro propio padre, Juan C. Martis, quien recientemente se mudó de su hogar terrenal al palacio celestial de nuestro Creador.
Juan Martis es una persona que proviene de una familia modesta. Desde la infancia, anhelaba prosperar en la vida. Esto es claramente por qué apreciaba todo lo relacionado con la educación.
A pesar de algunos de los obstáculos que enfrentó, aún hizo todo lo posible para seguir cada oportunidad que tenía de aprender.
Fue con el mismo entusiasmo y pasión que ingresó al sector laboral cuando tenía la edad adecuada para ello.
* 27-1-1932 - † 2-08-2018
Juan estaba decidido a hacer su trabajo de manera seria, correcta y honesta. Pero, como podemos leer en su autobiografía, VIDA DE UN GUARDIA DE LA PRISIÓN. Un informe de los acontecimientos de los últimos años de la prisión en Plasa Wilhelmina y los primeros años de la prisión en Koraal Specht, eso no siempre fue apreciado. Incluso tuvo que luchar muchas veces por sus derechos como trabajador y como ser humano.
Juan Martis se encontró con varios problemas para hacerle tropezar y perder la perspectiva que necesitaba para su futuro. Maniobras maliciosas querían robarle lo más preciado que existe, su vida. Fue víctima de planes malvados por mentes criminales. Pero su enorme fuerza de voluntad y su fe infinita lo ayudaron a nunca rendirse, a pesar de las diferentes prácticas de injusticia, humillación y discriminación.
Juan Martis nos ha enseñado, a nosotros sus hijos, diversas normas y valores desde una edad temprana, tales como: respeto, orgullo, lucha, fe, perseverancia y patriotismo. Nos enseñó a nunca rendirnos. Creer siempre en ti mismo, en tus habilidades y asegurarte de no depender de nadie más que de ti mismo.
Recuerdo un simple consejo que una vez me dio, que recuerdo hasta el día de hoy y que también trato de aplicar a mis propios hijos.
Yo era una niña a la que siempre le iba bien en la escuela. Pero cada vez que tenía que hacer la prueba en la escuela al día siguiente, entraba en pánico. Se me subía la adrenalina y tenía miedo de no pasar el examen o de tener un "apagón" y olvidar todo lo que aprendí, y que no podría volver a tomar el examen.
Juan Martis, mi padre, me dijo: "¿Por qué estás tan tensa? ¿No sabes que la persona que hizo esa prueba es un humano como tú? Esa persona no es un ser supremo. Entonces, eso significa que tú puedes hacer esa prueba sin ningún problema ".

Alegre como te recordamos.
Desde entonces, cuando siento mucha tensión por cualquier tarea importante que tenga que hacer, solo recuerdo las palabras que me dijo, y así me tranquilizo y continúo con todo de una manera fructífera.
Un pensamiento, o más bien una característica muy importante de Juan Martis, era su enorme sentido del patriotismo. Tenía un profundo amor por su ‘dushi’ isla de Curazao. Asistió gustosamente a muchos cursos para mejorar sus habilidades de escritura de su lengua materna papiamentu. También le gustaba leer y escuchar todo tipo de programas que abarcaban temas relacionados con el idioma, la cultura, la naturaleza o la política de Curazao. Fue un buen residente. Un auténtico curasoleño. Un defensor de su patria. Él irradiaba este inmenso amor por su isla de nacimiento y, naturalmente, lo plantó en los corazones de nosotros, sus hijos.
A continuación presentaré un poema que escribí especialmente para Juan C. Martis.

Regalo para padre
Siempre me acompañaste
en el camino de mi vida
y cuando me quedé sin combustible
estabas allí para llevarme
Siempre me has educado
me enseñaste a distinguir entre el bien y el mal
y cuando pequé
estabas allí para corregirme
Siempre me aconsejaste
como formar el rompecabezas del caos de la vida
y cuando se rompió
estabas allí para pegarlo de nuevo
Siempre me has amado
desde el fondo de tu corazón
y en cualquier momento
ahí estabas tú
Por eso mi querido padre
como un signo de aprecio y respeto
los regalos que quiero darte
desde el jardin de mi corazón
son una canasta inmensa
llena de amor,
un cáliz especial
vertido con mucho cariño
y una enorme jarra plateada
llena de admiración
Tomado de: Djis un pensamentu. Kolekshon di poesia i prosa poétiko. Tomo I; Curazao, 2010, pág. 23
Juan C. Martis
Nuestro querido padre,
Descansa en paz.
Cathleen Giterson